Simbolismos y alianzas para una revuelta de los cuerpos
Nexos. El post-porno y las alianzas queer-crip
Mostrar otros cuerpos, prácticas y deseos
Es bien sabido que el porno resulta uno de los dispositivos más poderosos para establecer socialmente cómo debe ser vivida la sexualidad, cuáles son los cuerpos, las prácticas, los deseos y los placeres legítimos. Sí, para usted que no ve porno, también. El imaginario construido desde la pornografía es machista, racista y capacitista, entre otras lindeces. Como reacción ante una máquina de creación de subjetividad tan potente y nefasta surgió desde el activismo queer el post-porno; una reapropiación del lenguaje visual del porno para mostrar otros cuerpos, prácticas y deseos desde el transfeminismo, descoitocentrando, desfalocentrando, hablando en primera persona, construyendo otras representaciones de la sexualidad. Vaya, una herramienta perfecta para impulsar el cambio de mirada sobre la sexualidad de las personas con diversidad funcional.
La oportunidad de empezar a utilizar este instrumento para la transformación social surgió a raíz de un taller de post-porno y diversidad funcional que el colectivo Post-op montó para el documental “Yes, we fuck!” Lxs organizadorxs de “La muestra marrana” (uno de los certámenes de post-porno más importantes del mundo, con base en Barcelona) me propusieron colaborar con Elena Urko (de Post-op) en la coordinación de una sección de post-porno tullido para la edición de 2014. Acepté entre excitado, contento y atemorizado. En efecto, tras una exhaustiva búsqueda, apenas encontramos material apropiado para el festival. Por supuesto, hay abundancia de películas porno en las que aparecen personas con diversidad funcional, pero siempre como objetos al servicio del deseo y el placer de personas sin diversidad funcional. Vamos, al estilo del porno “lésbico” hecho por hombres heterosexuales.
Si queríamos un material con carga política, en el que las personas con diversidad funcional fuésemos sujetos enunciantes de nuestros propios deseos y placeres, no había más alternativa que devenir guionistas, directorxs e intérpretes de una nueva película. Y así nació “Nexos”, un corto de post-porno tullido compuesto por tres historias que se estrenó en “La muestra marrana”. Desde entonces, se ha exhibido un par de veces más en Barcelona, y luego en Zaragoza, Sevilla, Iruña y Ginebra, siempre con muy buena acogida.
Resignificar desde los cuerpos abyectos sexualizando lo médico (silla de ruedas, sars, colector de orina, plataforma elevadora..), lo cotidiano (comprar en un super, tomar algo en un bar, la asistencia personal, la comida…) o el espacio público (baño “adaptado”, calle..) es algo que ha conectado con muchas personas, tengan diversidad funcional o no. Una pequeña muestra del potencial que tiene incorporar toda la diversidad humana a la concepción de la sexualidad, de la belleza y del placer. Si las personas con diversidad funcional debemos ser parte de la sexualidad humana que sea para transformarla, para hacerla más rica y mejor para todxs, no simplemente para intentar encajar reproduciendo un modelo heteropatriarcal y capacitista que ya sabemos desde hace tiempo que ni funciona ni tiene arreglo.
Un pase de “Nexos” siempre va acompañado de una charla sobre el contexto social que le da sentido; el proceso de alianzas entre grupos que trabajan políticamente desde los cuerpos y para los cuerpos, desde un enfoque disidente que pone en valor la diferencia como arma contra la normalización, la medicalización y, en general, contra las relaciones de dominación. Ahí nos estamos encontrando activistas de la diversidad funcional, gordxs, transfeministas, queer…En la parada de lxs monstruxs se cuece una revuelta. La pontencialidad radica en que no se trata de alianzas tacticistas que busquen su fuerza en lo cuantitativo, son alianzas por afinidad en los discursos, en las experiencias de vida.
En Barcelona, los primeros contactos para tejer estas alianzas surgieron en el marco del taller sobre post- porno y diversidad funcional que fue grabado para formar parte del documental «Yes, we fuck». Andrea García-Santesmases (socióloga, antropóloga y colaboradora en el proyecto) nos puso en contacto con Diana J. Torres, a raíz de haber leído el capítulo sobre niñxs e incapaces de su libro “Pornoterrorismo”. A su vez, Diana nos condujo hasta Post-op, y a partir de aquí se dieron experiencias de confluencia como el mencionado taller, “Nexos”, “Pornortopedia” o los “Picnics mutantes”. También en la VII y VIII Marchas por la visibilidad de la diversidad funcional se pudo empezar a apreciar el potencial político de los cuerpos en rebelión, pero casi todo está por hacer. Debemos construir espacios y dinámicas para compartir debate político, fiesta, sexo, hermandad… vida. Esta revolución será sexy o no será.
Es importante entender que actos como las Marchas por la visibilidad de la diversidad funcional intentan generar un orgullo identitario no para aislarse del mundo, sino para tener un posicionamiento político desde el que unirse a otras causas y llegar a disolver todas las identidades grupales en una sola lucha. Lógicamente, el orgullo no proviene de pensarse mejor o con más méritos que cualquier otrx, si no de la conciencia de saberse real, expresión intensa de la rica diversidad humana. Es sorprendente y destacable que, en sólo siete años, esta construcción identitaria colectiva haya empezado a encontrar alianzas con otros movimientos políticos que intentan liberar a los cuerpos de la opresión normalizadora (feminismos, transfeminismo,LGBT…) La conexión entre estas luchas tiene un potencial de transformación social, cultural y política que se puede considerar una auténtica revolución de los cuerpos, en el sentido apuntado por Beatriz (Beto) Preciado al hablar de «revolución somatopolítica» o por Raquel (Lucas) Platero al conectar los conceptos queer y crip.
Para finalizar, me gustaría compartir aquí una anécdota personal relacionada con algunas ideas clave que han surgido a lo largo del artículo. Fui profesor de matemáticas, en educación secundaria, durante 12 años. En una ocasión, acabada ya la clase y con el aula vacía, se me acercó un alumno de 4ª de ESO y con sonrisa pícara me preguntó: “profe, pero tú f….?”, acompañando la frase con un gesto del brazo que no dejaba lugar a dudas sobre el verbo que he omitido en los puntos suspensivos. Me escapé por la tangente, con algo así como “no te hagas ilusiones, si quieres aprobar tendrás que estudiar, nada de atajos” Se rió y no insistió en la pregunta, pero mientras se iba decía “que sí, que sí, que estoy seguro que sí…”
Si usted es de lxs que está al otro lado y es capaz de imaginar que lo subversivo resulte sexy y lo sexy subversivo ¿qué piensa hacer?
Quedé algo aturdido, no acababa de entender cómo había transitado de los polinomios a semejante interpelación, pero no le di mayor importancia. Luego, con el tiempo, comprendí que ese interrogante siempre estaba presente. Da igual estar demostrando un teorema de trigonometría, que dando una conferencia sobre derechos humanos o escribiendo este interminable artículo. En la cabeza de la gente, como ahora en la suya, siempre bullen preguntas del estilo “¿seguro que folla? ¿y cómo? ¿y con quién? ¿y qué siente? ¿y qué siente la otra persona?” Ha llegado el tiempo de dejar de esquivar esas preguntas. Y también, desde el otro lado, de no verbalizarlas, de pensar que son inapropiadas, de no llevar la curiosidad más allá de un pensamiento fugaz que nos ruboriza. Ahora toca, quizás más que nunca, que lo personal sea político. “Yes, we fuck!”, “Assex” y “Nexos” son ejemplos de cómo las personas con diversidad funcional hemos empezado a dejar de escaparnos por la tangente y a contestar la pregunta políticamente, colectivamente. Si usted es de lxs que está al otro lado y es capaz de imaginar que lo subversivo resulte sexy y lo sexy subversivo ¿qué piensa hacer?